Talia in Lower 6 has written an outstanding essay on the impacts of the political decisions made in the period between 1975 – 1980 on the Spain of the 21st Century.  We reproduce the essay here for those of you who can read Spanish!

40 años después de la transición a la democracia, ¿dónde está España? Esta pregunta es muy complicada, dado que, para contestarla, hay que considerar el enorme impacto que el pacto de silencio tuvo, y sigue teniendo, en la población española. En este ensayo voy a argumentar que, a causa de la naturaleza represiva del pacto de silencio, la situación en la que España se encuentra es muy parecida a la de la transición, e incluso la de antes de la Guerra Civil.

En primer lugar, hay que explorar la coyuntura política de España desde antes de la Guerra Civil. A partir del comienzo del siglo XX, España se convertía en un país políticamente dividido, y a lo largo de los años treinta hubo una lucha política entre la izquierda y la derecha. A causa de la despoblación del campo y la fricción entre los trabajadores y los terratenientes, la clase trabajadora se volvió cada vez más hacia el socialismo, el anarquismo e incluso el comunismo, mientras que la Iglesia y la clase alta se volvían progresivamente más derechistas. Esta brecha todavía existe hoy en día. Las tensiones se exacerbaron durante la Segunda República, durante la cual aparecieron extremos políticos, incluyendo el partido de la Falange que expresaba ideas fascistas y el movimiento anarquista que atraía a más de un millón de seguidores. Finalmente, estas tensiones culminaron en la Guerra Civil, una lucha entre la República izquierdista y el ejército derechista de Franco. Al final de la guerra, Franco impuso su dictadura, con la que se introdujeron medidas extremadamente represivas para que la República no pudiera expresarse o resurgir.

Sin embargo, y este es lo importante, ni la dictadura franquista ni la serie de medidas represivas resolvieron los conflictos políticos, pero en cambio empeoraron la división entre la España izquierdista y la derechista. A lo largo de la dictadura, se formó una brecha entre la memoria colectiva del país (lo que Franco enseñaba y quería mostrar) y las atrocidades cometidas entre bastidores, que solo se discutían entre amigos y familiares de confianza. En vez de resolver los conflictos, la dictadura franquista actuó como un ‘congelador’, suspendiendo las tensiones y exacerbando el problema. Cuando llegó la democracia, al final de la dictadura, estos conflictos resurgieron y España se encontró en la misma situación política que antes de la Guerra Civil. Para combatir este problema, se acordó el ‘pacto del olvido’, que tuvo consecuencias sumamente perjudiciales.

El pacto del olvido era el fenómeno que ocurrió en España durante la transición a la democracia, entre la muerte de Franco en noviembre de 1975 y la entrada en vigor de la nueva constitución en diciembre de 1978. No sólo tuvo impactos a corto plazo, sino que también afectó enormemente a la población a largo plazo. Este pacto fue un acuerdo político que retrasó la extracción de las estatuas de Franco hasta casi 30 años después de su muerte. El objetivo era ayudar a una transición pacífica a la democracia evitando reabrir viejas heridas, pero en lugar de eso, silenció los intentos de sacar a la luz los abusos contra los derechos humanos del régimen e impidió cualquier acción legal contra los culpables. No hubo ningún intento por parte de una comisión para buscar verdad y reconciliación, ni de reparaciones para las víctimas, porque se creía que esto pondría en peligro la paz frágil del país. Por lo tanto, los traumas de la Guerra Civil y la dictadura nunca fueron formalmente reconocidos y se crearon realidades divididas de los recuerdos públicos y privados del pasado. Algo aún más estremecedor, una encuesta reciente reveló que al 35% de los españoles no se les enseñó sobre la Guerra Civil en el colegio. Franco continuó dominando la esfera pública en forma de estatuas, nombres de calles y monedas. Cuando finalmente se empezaron a sacar las estatuas en los años 2000, causó un alboroto enorme y muchas protestas debido a las tensiones que nunca fueron tratadas completamente. El reconocimiento de las víctimas solo llegó con la Ley de Memoria Histórica en 2007, 32 años después del fin de la dictadura, que ordenó la eliminación de estatuas franquistas. La enérgica objeción de la derecha a la ley muestra la fuerza de las tensiones que todavía existen hoy en día en España.

Lo que me parece sumamente significativo es el impacto que el pacto de silencio todavía tiene en la población española, 40 años después de su implementación. Para explorarlo, consideraré el ejemplo de la exhumación de Franco en 2019. En ese momento, las tensiones políticas volvieron en el discurso del país, y se vieron otra vez las enormes divisiones entre la España derechista y la izquierdista. Aunque en las numerosas elecciones que han tenido lugar en España desde 1977, los partidos abiertamente franquistas nunca han ganado más del 2% de los votos, se puede ver el apoyo franquista a través de partidos políticos de extrema derecha como VOX. Pone énfasis en los roles tradicionales de género, como lo hizo Franco, y se describe como un movimiento nacionalista, lo que refleja la ideología franquista. La exhumación del cuerpo de Franco provocó un aumento de los símbolos y el discurso franquista: por ejemplo, un monumento dedicado a los soldados a las brigadas internacionales (que luchaban contra el ejército de Franco durante la Guerra Civil) fue desfigurado con eslóganes franquistas y las palabras ‘muerte a los comunistas’. Por otro lado, muchos izquierdistas estaban a favor del traslado del cuerpo de Franco, porque el monumento del Valle de los Caídos era un recordatorio prominente de las atrocidades del régimen, y muchos sentían que era un homenaje inaceptable a Franco. Lo que este acontecimiento destaca es que hoy en día, las tensiones entre la derecha y la izquierda no han desaparecido, y en este momento no parece que vayan a desaparecer en un futuro previsible. Sin embargo, aunque la esfera política todavía contiene muchos recordatorios del legado franquista, hay algo aún más importante que considerar – el impacto en la esfera privada y la sociedad española.

Es innegable que el pacto de silencio todavía tiene consecuencias en la esfera social del país, porque, dejando a un lado las opiniones políticas, el problema de la memoria permanece. A pesar de los esfuerzos de la Ley de Memoria Histórica, existen más de 100,000 tumbas sin marcar en todo el país que todavía contienen a las víctimas de Franco. Las exhumaciones de los años 80, mientras que proveyeron una forma de resistencia al pacto de silencio, no fueron suficientes para combatir el enorme problema de las fosas comunes. Hoy en día, a la mayoría de las familias no se les han dado indemnizaciones por las víctimas y sus familiares asesinados por Franco no han sido reconocidos. El gran impacto del pacto del olvido que todavía afecta a la población es la división entre la memoria privada y la pública – durante tanto tiempo, estas familias tuvieron que guardar silencio sobre las víctimas de la Guerra Civil y el régimen franquista, porque era extremadamente peligroso ser republicano. Durante la transición, había tanto miedo de que un gobierno derechista resurgiera que las familias no podían hablar de sus familiares desaparecidos, particularmente después del intento de golpe de estado, el Tejerazo, en 1981. A mi modo de ver, este es el problema que hay que resolver para conseguir una España unida, pero eso no será posible a causa de este miedo que ha impregnado el discurso social durante décadas. Sin esfuerzo concreto para exhumar e identificar a todas las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, esta división entre la memoria pública y privada siempre existirá. Creo que el precedente que se creó por el pacto de silencio impedirá este reconocimiento durante mucho tiempo, imposibilitando una España verdaderamente unida.

¿Ha aprendido España alguna lección? Es difícil decir. Creo que la Ley de Memoria Histórica sin duda fue un paso adelante, pero no es el final – es solamente el comienzo de un viaje hacia la justicia. La implementación de la democracia en los años 70 y 80 no fue suficiente y, de hecho, creo que el pacto del silencio fue un paso hacia atrás, inmediatamente haciendo que la democracia fuera menos valiosa. Hoy en día, a nivel político, España está en la misma situación que hace décadas, y a nivel social, tampoco ha cambiado mucho. Las tensiones que se observan en la sociedad española no dan muchas esperanzas de que España haya aprendido del pasado y como he mencionado anteriormente, el pacto de silencio estableció un precedente que requerirá un verdadero esfuerzo para superarlo.

¿Habrá alguna vez una conclusión a las atrocidades de la dictadura? Otra vez, es difícil decir. Yo pienso que la división de la memoria y las viejas heridas de la Guerra Civil y la dictadura están arraigadas en la sociedad española, lo que provoca hoy en día tensiones como las reveladas por la exhumación de Franco – será muy difícil combatir esto. Muchos españoles se sienten traicionados y avergonzados de su pasado, y sin reconocimiento completo de las víctimas y la provisión de justicia para todos, estos problemas no desaparecerán.